Maletín Dactiloscópico

Maletín dactiloscópico de la primera mitad del siglo xx que contiene diversos equipos. Se utilizó en el Tribunal de Apelación de Oporto en el proceso de identificación humana mediante huellas dactilares.

© Antiguos Tribunales Penales de Oporto

El primer sistema científico de identificación humana fue el antropométrico (hacia 1882). Desarrollado por el francés Alfonse Bertillon, este sistema permitía establecer imágenes de delincuentes a través de las distintas medidas del cuerpo humano (12 anotaciones). En Portugal se establecieron departamentos antropométricos en las cárceles civiles en virtud de la Ley del 17 de agosto de 1899, aprobada por Decreto del 21 de septiembre de 1901.

Paralelamente, empezó a desarrollarse otro sistema. Impulsado por el británico Francis Galton en la década de 1890, demuestra que todas las huellas dactilares son distintas, lo que permitió crear la base científica de la dactiloscopia.

La dactiloscopia —o papiloscopia— es un proceso de identificación humana a través de las papilas dérmicas (protuberancias de la piel) que existen en las palmas de las manos y en la planta de los pies. También se conoce como el estudio de las huellas dactilares.

Esta técnica se basa en la estampación de las huellas dactilares e inicialmente consistía en tomar las huellas de los diez dedos de las manos, a las que se aplicaba un sistema descriptivo de los tipos de dibujos formados por la orientación de las líneas.

Esta identificación dactilar se fundamenta en los principios de la perennidad (las huellas dactilares existen desde el sexto mes de vida hasta la descomposición del cuerpo humano), de la inmutabilidad (no cambian nunca), de la variabilidad (varían de un dedo a otro y de una persona a otra) y de la clasificabilidad (pueden clasificarse).

Libro de Antropometría Criminal

Tribunal de Apelación de Oporto / Colección de archivos antiguos

El Departamento Antropométrico de la cárcel del Tribunal de Apelación de Oporto se inauguró en 1902. Ese mismo año, los boletines de los presos de dicha cárcel incluían un nuevo elemento: las huellas digitales.